EL DUENDE DE LA LUNA MENGUANTE, es un BLOG de opinión personal y periodicidad semanal.
Sentimientos, reflexiones, pensamientos, sensaciones, poesías e ilustraciones... serán la base principal del contenido del blog, y siempre, con un mero carácter de opinión personal.
“Nada fortifica
tanto las almas como el silencio; que es como una oración íntima en que
ofrecemos a Dios nuestras tristezas”
(Jacinto Benavente)
(Jacinto Benavente)
“Manejar el
silencio es más difícil que manejar la palabra”
(Georges Benjamin Clemenceau)
(Georges Benjamin Clemenceau)
Nunca me ha gustado este
silencio impuesto que me aturde, este silencio que me hace comprender la
existencia dolorosa de la soledad.
ESTE
SILENCIO ME ATURDE
Este silencio me aturde y me ignora… Me desnuda en público
y me exhibe cual vil monstruo de feria.
Este silencio que aún resuena en mi cabeza, me susurra
al oído
las palabras que ya no quiero escuchar.
En represalia, deja mis palabras expuestas al aire,
desnudas… para que se las lleven lejos,
para que las oigan con eco distorsionado,
y para que no se me olvide nunca, lo que un día dije.
Y entonces, este viento rasgó mis palabras en jirones de tinta negra
que se han ido derramando por el borde izquierdo de mi corazón,
dejando mis ventrículos vacíos, secos, rasgados,
y al descubierto de cualquier depredador.
Con este viento,
mis palabras harapientas se mancharon de sangre,
intentando gritar a borbotones, mudas señales de
socorro,
y para que no se precipiten cuerpo abajo,
han ido buscando una salida con desesperación.
Y es que no quiero dejar ningún cristal roto por el camino,
no quiero que nadie más se corte los pies
con los restos de mis huellas rotas, hechas añicos.
Este silencio me
aturde y sacude mis pensamientos
que se han ido amontonando en esta lata de conservas de
mi cabeza,
cuya fecha de caducidad no quiero volver a mirar.
Este silencio me
aturde, y yo no me había dado cuenta.
Este silencio me aturde,
y no me deja respirar el aire suave de la tarde,
ni siquiera, el de mi propia botella de oxígeno
que guardo en la bodega, reserva 1966.
Este silencio que me aturde,
hizo que mirara hacia arriba, y me quedara en silencio
una vez más
viendo como la arena de mí reloj se agota en mi
presencia,
ya ni se esconde de mí,
sólo va
manchando de negro la pared blanca que pinté para ti.
Miré hacia arriba una vez más
y vi como bajaba
la sangre desde aquel frío gotero.
Se me enfriaron las manos,
se me entumecieron las manos,
se me adormecieron los pensamientos
en aquella fría sala de hospital,
donde se mezclaron mis venas
cual torrente.
Cual riada…
el tiempo se
desbordó, barriéndolo todo a su paso.
Este silencio me
aturde,
y el cansancio ha vuelto a mirarme a los ojos.
(c) 2019 JUAN ANTONIO GÓMEZ JEREZ
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